Lineas para la Oración

PASOS PARA ORAR

1. LUGAR. Primero busca un lugar adecuado en silencio
2. ESCUCHA. Pide ayuda al Espíritu Santo poder escuchar. Lee el texto detenidamente, pregúntate ¿Qué dice el texto?
3. ASIMILA. Pregúntate ¿Qué quiere decir Dios en su Palabra hoy? actualizar su palabra, confrontar lo que creemos con sus valores
4. ORACIÓN. ¿Qué me parece ese mensaje qué le diría yo a Dios? exprésale tus sentimientos, dar gracias.
5. CONTEMPLACIÓN Y PRÁCTICA. Serenidad ante lo que Dios te dice, nos ayuda a ver la realidad de una manera distinta,
¿Cómo practicarías este mensaje? y atrévete a compartirlo a otros.

jueves, 28 de junio de 2012

EL CIMIENTO DEL AMOR.



Después de las dos semanas de estudio y de exámenes he vuelto a los espacios de este blog, antes de irme de ejercicios espirituales dejo con ustedes mi oración del día de hoy:

Hoy comenzaba dándole muchas gracias a Dios por todo lo vivido en este curso escolar, por todas las personas que he conocido últimamente, por todas con las que he compartido más de cerca. También le daba gracias por mis compañeros de clases y por mis hermanos con los que vivo.

Después de esto tomaba y leía la lectura de hoy, me agrada este pasaje porque Jesús está cerrando su enseñanza del sermón de la montaña, él ya ha dado un montón de instrucciones y la gente está admirada de lo que dice, pero termina diciéndoles: No todo aquel que me diga “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. En resumen la cuestión no es sólo de Palabras y de admiración hay que comportarse como Dios quiere, hay que hacer su voluntad; esto es una cosa que sabemos y que repetimos porque la fe y la vida cristiana no son de la boca para afuera, es una cuestión de vida, de nuestra propia existencia.

Me gusta que el hacer la voluntad de Dios no es cumplir con una serie de normas, no es amoldarse a un comportamiento establecido, como muchas veces pensamos, es sobretodo escuchar, poner atención a lo que Dios me quiere decir a mí, a través de su Palabra, a través de las personas que también van intentando seguirle. Por esto es muy importante vivir la fe en comunidad, participar en la liturgia y hacer oración personal; aquí es donde Dios nos puede hablar, donde él puede crear un espacio para dirigirse hacia nosotros y que podamos escuchar su voz y hacer su voluntad.

Hasta este discurso Jesús ha dicho muchas cosas sobre esa voluntad que Dios tiene sobre nosotros, nos invitaba a dejarnos llevar por sus criterios y no por los nuestros, a no devolver mal por mal, a no alojar en nuestros corazones malos sentimientos, a no desear el mal para el otro, a preocuparnos por los más necesitados, a vernos como unos constructores de paz y de justicia.

Por esto es importante vivir nuestro camino de fe, como un camino de búsqueda, un camino de disponibilidad también para dejarnos encontrar por el querer de Dios, por sus Palabras. Que busquemos cómo Dios quiere que ayudemos a los demás y cómo él quiere que estemos más cerca de él. Esto creo que es poner el cimiento de nuestra vida sobre la roca, poner el cimiento en el amor, amor a Dios y amor a nuestros hermanos (evidentemente este amor pasa primero por amor a uno mismo).

Saber que en nuestra vida la última palabra para tomar decisiones la tiene Dios también es construir sobre roca, no dejarnos llevar por la situación económica o social externa, por la opinión de los demás, por mis criterios egoístas, dejarnos llevar por su Palabra para tomar las decisiones, atrevernos a preguntarle qué quiere él que hagamos en tal o cual situación es el primer paso para hacer su voluntad, para descubrirla y empezar a tener una vida cimentada en el amor, una vida que ante las dificultades no tiene nada que temer porque hay un amor que le sostiene.

Pedid por mí porque me voy a un mes para escuchar su voz, su Palabra, para vivir un poco más como él quiere. Yo pediré por vosotros para que cada día estéis más cerca del Señor.

miércoles, 13 de junio de 2012

¡HOY CREEMOS, PORQUE NOS AMAS!



Hoy Jesús habla de la Ley, una de las máximas autoridades del pueblo judío. Tú les dices que no quieres abolirla, que no quieres pasar por encima de ella, no quieres abolir la fe que tenían estas personas, no quieres romper las tradiciones quieres vivirlas de verdad y explicarles su verdadero sentido.

Me agrada esto porque en ese tiempo la religión era una carga, quizás muy parecido a lo que se vive ahora, la gente pensaba que era imposible vivir las exigencias de los mandamientos. Jesús, tú en cambio, dices que es posible, que se puede cuando se vive no desde el mero cumplimiento sino desde el amor, desde la relación con el Padre que es amoroso.

Ahora nos dices a nosotros que es posible vivir los mandamientos, es posible vivir como Dios quiere sólo si somos tus amigos, sólo si estamos cerca de ti, solamente si nos dejamos alimentar por el amor del Padre. Esa garantía no es de teorías, tú has vivido esto, por eso hoy podemos creer en tu Palabra, hoy podemos creer en que se puede amar a los enemigos, que se puede soportar el mal con el bien; no sólo porque tú lo has vivido, sino por todas las personas que lo han hecho en la historia, porque podemos ver que a ellos tú les has ayudado y ha sido posible.

Tú vida es posible en mi vida, tú soportas nuestra entrega, nuestro sí a la Palabra de Dios.
En la primera lectura vemos como el pueblo de Israel cree en Dios por los prodigios, por los milagros, por las señales extraordinarias; ahora veo la diferencia de la fe que quieres darnos a nosotros, quieres que la gente crea en ti por el milagro de la conversión del corazón, por el milagro de que convencernos de vivir de acuerdo con el evangelio, que hay un Dios con el que podemos contactar y que está con nosotros.

Quizás en la vida no nos vaya bien o quizás sí, lo importante es que allí no está fundamentada nuestra fe, creer a pesar de las circunstancias, creer basándonos en la confianza, en la amistad contigo y no desde la eficacia, desde el si me sirves o si no me sirves.

Gracias porque tú eres un Dios que no nos abandona, que no nos deja solos y que prendes fuego en nuestro corazón para que creamos en ti, para que te amemos, eres aquel que da sentido a mi vida.

martes, 12 de junio de 2012

TÚ ERES SAL Y LUZ



Jesús habla a los discípulos ser sal y luz, quizás este pasaje lo hemos escuchado muchas veces, pero qué nos querrá decir el día de hoy ¿qué nueva enseñanza puede traer? Era la pregunta que yo le hacía a Jesús esta mañana.

Me llamaba la atención la cuestión de perder la sal, creo que perder el sabor está relacionado con perder el amor, con perder el gusto por Dios, con que nos dé igual estar con él o no. ¿No sé si habéis experimentado la sensación de que todo es indiferente, de que nada os afecta, de vivir en un permanente estado de desánimo? Esto creo que es perder la sal, no hay nada más triste que una persona que diga que cree en Dios y no tenga una experiencia personal de él, no haya experimentado en su vida un cambio que le lleve a optar realmente por Dios, quizás esto no nos pase a los que leemos esto pero creo que muchos, de los que conocemos, viven así sin experiencias que afecten sus vidas, sin experiencias que les lleven a más amor y a más entrega, que les ayuden a soportar las duras pruebas que trae el comprometerse a amar en serio.
Esto ocurre, creo yo, porque nos cuesta mucho interiorizar lo que nos pasa, nos cuesta bastante encontrar el sentido a lo que nos ocurre, y el cristiano que no ve a Dios en su vida es difícil que siga siendo cristiano. Es necesario que nos despiertes Señor para darnos cuenta que eres tú el que pone la sal y la luz a nuestra vida, el que pone ese sabor de amor y esa luz de fe en cada uno de nosotros.

Precisamente esto es lo distinto que aportamos al mundo: una vida que conecta con el amor de Dios, una vida que tiene el soporte de la fe, que tiene alegría, esperanza, misericordia, generosidad, etc. Es verdad que nos somos perfectos pero el que confía en Dios sabe encontrar todo esto en él, tiene una fuente que no tiene el que no cree en él.

Por esto es nuestro deber cuidar la luz y la sal que el Señor aporta a mi corazón, no está bien descuidarla cuando hace tanta falta en el mundo que vivimos. Cuidarla alimentándola con la Palabra, con la oración, con la vivencia en una comunidad de fe, con obras de caridad que el Espíritu nos suscita en el corazón, como dice hoy el evangelio: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras obras y den gloria a vuestro Padre…

Es necesaria esta luz en el mundo en que vivimos, que la gente se encuentre con personas coherentes, correctas, rectas de corazón y conciencia; algo que tanto hace falta cuando vemos los fraudes que se cometen, cuando este comportamiento nos afecta a todos. La misma crisis económica es sólo un resultado del desastre moral que es nuestro mundo. ¿Quién podrá poner un poco de luz en esta tinieblas? ¿Un poco de sal que sane la corrupción?  (La sal en la antigüedad se usaba para conservar las carnes) yo creo que un corazón generoso, recto, alegre, que no busque su propio beneficio, un corazón que esté cerca de Dios.
Estas características son las que Jesús tenía, son las que él me invita a tener, sólo podré tenerlas si soy su amigo, si estoy cerca de él, si recibo de su mismo amor para darlo a los demás.

Pidámosle, entonces, que transforme nuestros corazones, que aprendamos a reconocer la luz y la sal que él pone cada día en nosotros, que no dejemos que el mal sea más fuerte en nuestras vidas. Que podamos sobre todo confiar en él, aún en las circunstancias más difíciles como en la primera lectura. Que aún en tiempos de crisis y escasez confiar en que Dios nos cuida y nos regala lo necesario para vivir, que siembra en nuestros corazones lo necesario para afrontar las dificultades.

jueves, 7 de junio de 2012

ESTE SOY YO QUE SE ENTREGA POR TI



Hoy celebramos la fiesta de Jesús sumo y eterno sacerdote, esto ¿qué significa? Las lecturas de hoy me han ayudado a clarificarlo. Primero significa que es el mediador entre nosotros y Dios, es la primera persona que intercede por nosotros, el primero y el más grande que tenemos. Esto porque un sacerdote es el que hace de puente entre los hombre y Dios, ofreciendo sacrificios, haciendo oraciones, para que el pueblo pueda tener comunión en la celebración de su fe, para que Dios perdone las ofensas de todos.

Esto parece como si Dios fuera un castigador y el sacerdote aplacara su ira, tal como lo creían los pueblos antiguos de América. Sin embargo Jesucristo es un sacerdote de un Dios de amor y de perdón, no es sacerdote de un Dios que tiene ira. Por eso Él es la puerta de acceso al amor de Dios, al amor que Dios nos quiere regalar, la puerta hacia el amor de Dios se ha cerrado por el mal que hay en nosotros (orgullo, soberbia, egoísmo, etc.) nosotros mismos la hemos cerrado; por esto el sacrificio que hace Jesús es para liberarnos del egoísmo, del orgullo, del desamor y desea que continuemos haciendo este sacrificio, tal como él lo dice en el evangelio: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros, haced esto en memoria mía.

El sacrificio que Jesús hace y el que nos pide continuar es el sacrificio de amar, de mantener la comunión entre nosotros, este amor y comunión no se consiguen si no implicamos y entregamos nuestra propia vida, nuestro propio corazón en ello.  Jesús lo sabía y por eso lo hizo primero. Él aprendió a ofrecerse totalmente al Padre, ofrecer su cuerpo, su sangre, su voluntad hoy es lo que nos pide aprender en esta fiesta y más que aprender a creer.

Digo creer porque Jesús al ofrecerse, al ser el sacerdote supremo, nos capacita para que nosotros en él, con su amor, nos ofrezcamos al Padre; que también seamos mediadores entre nuestros hermanos y Dios. Él sostiene nuestra entrega y por él podemos amar realmente como cristianos sino fuera imposible.

Él, como dice la primera lectura, nos enseña a acoger el dolor como él lo hizo, nos da la fuerza y la posibilidad de enfrentar el sufrimiento más terrible, si creemos en él podremos pasar por el fuego y no nos quemaremos, por el agua y no nos ahogaremos, sólo con la fe en su amor es posible soportar lo más terrible sin caer en la locura o en la desesperanza total.

Gracias Jesús porque eres el primero que se lanza a buscar y a entregarse a Dios para que nosotros podamos hacerlo, gracias porque eres el primero en acoger el sufrimiento y ofrecerlo por el mal del mundo, eres el primero en amar resistiendo todas las consecuencias para que nosotros podamos hacerlo.
Fortalécenos con tu amor, con tu entrega, con tu gracia, para que podamos también ser puentes y llevar a muchas personas al encuentro contigo, con el Padre, con el Espíritu Santo. 

miércoles, 6 de junio de 2012

APRENDICES DEL AMOR, DE LA VIDA Y DE LA FE.



Hoy en el evangelio se le presentan a Jesús unos saduceos para discutir con él y rebatir las enseñanzas que él estaba dando. Este episodio me gusta porque ellos se presentan con argumentos para convencer a Jesús lo equivocado que estaba, le presentan una lógica que para ellos es la más razonable.  

Esta actitud de los saduceos muchas veces es la que repetimos nosotros, es la que repetimos cuando nos acercamos a Dios y a los otros creyendo que nosotros somos los que tenemos la razón, cuando no creemos que sea verdad lo que se nos predica en la iglesia porque no cuadra con nuestra lógica o porque pensamos que está bien si creo en Dios a mi manera y no me atrevo a profundizar en la fe y en las costumbres que nos han enseñado; repito esta actitud cuando me acerco a los otros y pienso que soy yo el que tengo la razón, que mis criterios son los mejores o que el otro no tiene nada que enseñarme en tal o cual punto de la vida o del conocimiento. Personalmente creo que en la vida, en el amor y en la fe siempre somos aprendices.

Para poder crecer en la fe tengo que querer caminar, moverme, dejar mis convicciones antiguas y atreverme a tener unas nuevas, es la misma actitud que Jesús pide a Nicodemo, tienes que estar dispuesto a nacer de nuevo, a que Dios te cambie tus convicciones, a que te de nuevos criterios para ver la realidad.

Por esto tú, Jesús, le presentas a los saduceos otra lógica, les presentas una forma nueva de interpretar las escrituras, les enseñas un Dios de la vida, que desea que los seres humanos vivamos con él, que es mucho más que nuestra realidad terrena, que quiere enseñarnos un amor que vaya más allá de nuestros vínculos sanguíneos, afectivos o jurídicos. Quieres que descubramos el verdadero tesoro de la fe, el verdadero tesoro de la gracia de Dios que nos hace amar más allá de nuestros límites.

Hoy también Pablo invita a Timoteo, en la primera lectura, a que no se avergüence del evangelio, del mensaje que tiene que dar y que reavive el carisma y la misión que le ha sido confiada.  Esta es la misma invitación que nos hace Dios en este día: no te avergüences de tu fe, no tengas reparo de creer en mí, sigue a tu corazón y profundiza más en tu fe; no creas sólo por tradicionalismo atrévete a ir más allá, cree con tu mente y con el corazón también.

Cuando dice que reavive el carisma es que ponga más empeño en vivir mejor lo que Dios le pide, en no vivirlo automáticamente o sólo por cumplir. Aquí yo siento una llamada para todos nosotros, a poder profundizar en nuestra fe, en los ritos que celebramos que no sean mecánicos, en las cosas que creemos que no sea porque las repetimos y no tienen contenido ni experiencia personal. La verdadera fe debe estar llena de experiencias, de razones personales y razones lógicas por las cuales creer y por las cuales vivir.

Pidámosle al Señor que él mismo sea nuestro maestro y que nos de la diligencia para buscar formar nuestra mente y nos dé el ánimo para buscar cada día una experiencia de cercanía y encuentro con él.  

lunes, 4 de junio de 2012

TODO LO MÍO ES TUYO



Hoy hemos hecho retiro en Loeches, como todos los lunes, y se nos invitaba a poder vivir con el Espíritu Santo todas las cosas, todo lo que se nos avecina en este mes; para nosotros los exámenes, final de semestre y un verano muy movido, para otros cosas distintas pero igual de desafiantes y llenas de incertidumbre. Lo importante es intentar descubrir lo que quiere Dios de mí en estas situaciones, cómo él desea que yo las viva.

En las lecturas de hoy me llama la atención la carta de Pedro porque es una invitación a eso mismo, a vivir de una manera distinta los acontecimientos de nuestra vida, con más cuidado interior, con más amor hacia nosotros mismos y hacia los hermanos, una llamada a intensificar nuestra fe: poned mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud… Lo más interesante es que las virtudes se añaden es por el cuidado de nuestra vocación, es por el cuidado de hacer lo que Dios quiere con nuestras vidas, por el cuidado de llevar a cabo la misión que él nos confía: por tanto hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.

Me gusta también que dice: vuestra vocación y elección, que significa no sólo el don que Dios me ha regalado, lo que Dios me ha pedido sino la elección que yo he hecho, la elección que cada uno hemos hecho por amar… en el matrimonio, con los hijos, con la vida consagrada, con nuestros padres, en mi trabajo, en fin lo que a cada uno Dios le pida amar.

Por esto es muy importante que descubra lo que Dios me pide y cómo amar estas realidades que él me ha regalado, las que él me ha puesto para sacar amor de mí, pero recordando que no me abandona sino que me enseña a vivir mi vocación en esta situación.

Nos recuerda también que en lo que Dios nos pone en nuestras manos, es él el dueño, en realidad somos administradores y debemos hacer nuestro trabajo amando a mucho a nuestro Señor y no verlo como un jefe sino como un Padre, no buscando cubrir nuestras necesidades, no buscándonos a nosotros mismos sino buscando amar a nuestro Padre que es muy bueno.

Es lo que muestra la parábola del evangelio de hoy unos administradores inconscientes, que no conocían al dueño de la vid, que quisieron apoderarse de ella, para hacer lo que les diera la gana con ella. Quizás el mundo esté mal porque hemos olvidado que el dueño de todo es el Señor, el dueño del mundo, el dueño de la vida, de nuestros seres queridos, el dueño de los talentos que tenemos, de las cosas materiales que hemos conseguido por “nuestro esfuerzo” y que en lugar de situarnos en la exigencia y la eficacia debemos situarnos en el agradecimiento y en el amor porque este dueño ha confiando todo en nuestras manos y desea que demos frutos buenos.

Quizás si tenemos esta conciencia podremos ser más solidarios, más caritativos, y cuando se nos presente Cristo en forma de un hermano cualquiera seamos menos duros con él y podremos amarle tal como nos ha amado el dueño de la vid, al poner en nuestras manos algo tan grande como la vida misma de nuestros semejantes.

Señor ayúdanos a reconocer la confianza que tienes con nuestras vidas. 

jueves, 31 de mayo de 2012

¡FELIZ PORQUE HAS CREÍDO!


Hoy celebramos la fiesta de la visita de María a su prima Isabel, se le llama la fiesta de la visitación. En el evangelio de hoy cuenta ese episodio de María viajando para visitar a su prima y cuando las dos se encuentran Isabel recibe el Espíritu Santo.  
De este episodio me llama la atención varias cosas, la primera es la valentía de María para viajar en esa situación, no sólo porque estuviera embaraza sino también por las condiciones adversas en las que ocurrió el embarazo, si fuera más prudente se hubiese quedado, no se hubiese ido tanto tiempo con Isabel. Ella obedeció al Espíritu Santo por encima de sus miedos, de sus inseguridades, de lo que iba a pasar con José.
María entonces es una mujer muy misionera porque ha ido a trasmitir el Espíritu Santo a su prima, ha ido a contarle su experiencia con Dios, ha ido a acompañarla a pesar de sus condiciones tan poco ideales. Esta mujer tiene una confianza muy grande en Dios.
Otro punto que me llama la atención es el encuentro de dos mujeres que se dejan guiar por Dios, que están bendecidas por él, que él las engrandeció, Isabel seguro había orado mucho por quedar embarazada y ahora Dios le estaba confirmando, con María, que él había actuado, que no la había abandonado.  Ahora Isabel apoyará a María dándole confianza en que Dios no la abandonará con este niño mesías.
Estas mujeres están felices, están llenas de gozo porque experimentan que Dios está con ellas, que no las abandona, porque han creído en su Palabra, porque las dos han obedecido y seguido los impulsos del Espíritu Santo. Me gusta eso que las dos están gritando de alegría porque se encuentran llenas del Espíritu Santo.
Hoy podemos pedir a Dios que nos regale la confianza y la valentía de estas mujeres, la confianza para creer en Dios a pesar de las evidencias y la valentía para atrevernos a hacer su voluntad, aunque eso nos traiga dificultades.
Otra cosa que podemos pedir es la sencillez porque las dos son muy sencillas, muy humildes, ellas saben y se reconocen como nada ante Dios, saben que son unas simples mujeres campesinas y que Dios no les debe nada, aún así ha querido contar con ellas para sus planes, por eso están tan alegres, por eso escuchan al Espíritu Santo porque reconocen que necesitan su guía, sus palabras.
Que cada día podamos decir como María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según  tu Palabra. También como Isabel: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Es decir que reconozcamos nuestra pequeñez ante los planes de Dios, que reconozcamos que es él quien debe llevar nuestras vidas y le dejemos actuar.
Señor que podamos ser felices porque creemos en tu palabra y confiamos en ti, que se pueda decir de cada uno de nosotros: Feliz tú porque has creído en las promesas del Señor