Hoy Jesús habla de la Ley, una
de las máximas autoridades del pueblo judío. Tú les dices que no quieres
abolirla, que no quieres pasar por encima de ella, no quieres abolir la fe que
tenían estas personas, no quieres romper las tradiciones quieres vivirlas de
verdad y explicarles su verdadero sentido.
Me agrada esto porque en ese tiempo
la religión era una carga, quizás muy parecido a lo que se vive ahora, la gente
pensaba que era imposible vivir las exigencias de los mandamientos. Jesús, tú
en cambio, dices que es posible, que se puede cuando se vive no desde el mero
cumplimiento sino desde el amor, desde la relación con el Padre que es amoroso.
Ahora nos dices a nosotros que
es posible vivir los mandamientos, es posible vivir como Dios quiere sólo si
somos tus amigos, sólo si estamos cerca de ti, solamente si nos dejamos
alimentar por el amor del Padre. Esa garantía no es de teorías, tú has vivido
esto, por eso hoy podemos creer en tu Palabra, hoy podemos creer en que se
puede amar a los enemigos, que se puede soportar el mal con el bien; no sólo
porque tú lo has vivido, sino por todas las personas que lo han hecho en la
historia, porque podemos ver que a ellos tú les has ayudado y ha sido posible.
Tú vida es posible en mi vida,
tú soportas nuestra entrega, nuestro sí a la Palabra de Dios.
En la primera lectura vemos como
el pueblo de Israel cree en Dios por los prodigios, por los milagros, por las
señales extraordinarias; ahora veo la diferencia de la fe que quieres darnos a
nosotros, quieres que la gente crea en ti por el milagro de la conversión del
corazón, por el milagro de que convencernos de vivir de acuerdo con el
evangelio, que hay un Dios con el que podemos contactar y que está con
nosotros.
Quizás en la vida no nos vaya
bien o quizás sí, lo importante es que allí no está fundamentada nuestra fe,
creer a pesar de las circunstancias, creer basándonos en la confianza, en la
amistad contigo y no desde la eficacia, desde el si me sirves o si no me sirves.
Gracias porque tú eres un Dios
que no nos abandona, que no nos deja solos y que prendes fuego en nuestro
corazón para que creamos en ti, para que te amemos, eres aquel que da sentido a
mi vida.
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