Lineas para la Oración

PASOS PARA ORAR

1. LUGAR. Primero busca un lugar adecuado en silencio
2. ESCUCHA. Pide ayuda al Espíritu Santo poder escuchar. Lee el texto detenidamente, pregúntate ¿Qué dice el texto?
3. ASIMILA. Pregúntate ¿Qué quiere decir Dios en su Palabra hoy? actualizar su palabra, confrontar lo que creemos con sus valores
4. ORACIÓN. ¿Qué me parece ese mensaje qué le diría yo a Dios? exprésale tus sentimientos, dar gracias.
5. CONTEMPLACIÓN Y PRÁCTICA. Serenidad ante lo que Dios te dice, nos ayuda a ver la realidad de una manera distinta,
¿Cómo practicarías este mensaje? y atrévete a compartirlo a otros.

lunes, 4 de junio de 2012

TODO LO MÍO ES TUYO



Hoy hemos hecho retiro en Loeches, como todos los lunes, y se nos invitaba a poder vivir con el Espíritu Santo todas las cosas, todo lo que se nos avecina en este mes; para nosotros los exámenes, final de semestre y un verano muy movido, para otros cosas distintas pero igual de desafiantes y llenas de incertidumbre. Lo importante es intentar descubrir lo que quiere Dios de mí en estas situaciones, cómo él desea que yo las viva.

En las lecturas de hoy me llama la atención la carta de Pedro porque es una invitación a eso mismo, a vivir de una manera distinta los acontecimientos de nuestra vida, con más cuidado interior, con más amor hacia nosotros mismos y hacia los hermanos, una llamada a intensificar nuestra fe: poned mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud… Lo más interesante es que las virtudes se añaden es por el cuidado de nuestra vocación, es por el cuidado de hacer lo que Dios quiere con nuestras vidas, por el cuidado de llevar a cabo la misión que él nos confía: por tanto hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.

Me gusta también que dice: vuestra vocación y elección, que significa no sólo el don que Dios me ha regalado, lo que Dios me ha pedido sino la elección que yo he hecho, la elección que cada uno hemos hecho por amar… en el matrimonio, con los hijos, con la vida consagrada, con nuestros padres, en mi trabajo, en fin lo que a cada uno Dios le pida amar.

Por esto es muy importante que descubra lo que Dios me pide y cómo amar estas realidades que él me ha regalado, las que él me ha puesto para sacar amor de mí, pero recordando que no me abandona sino que me enseña a vivir mi vocación en esta situación.

Nos recuerda también que en lo que Dios nos pone en nuestras manos, es él el dueño, en realidad somos administradores y debemos hacer nuestro trabajo amando a mucho a nuestro Señor y no verlo como un jefe sino como un Padre, no buscando cubrir nuestras necesidades, no buscándonos a nosotros mismos sino buscando amar a nuestro Padre que es muy bueno.

Es lo que muestra la parábola del evangelio de hoy unos administradores inconscientes, que no conocían al dueño de la vid, que quisieron apoderarse de ella, para hacer lo que les diera la gana con ella. Quizás el mundo esté mal porque hemos olvidado que el dueño de todo es el Señor, el dueño del mundo, el dueño de la vida, de nuestros seres queridos, el dueño de los talentos que tenemos, de las cosas materiales que hemos conseguido por “nuestro esfuerzo” y que en lugar de situarnos en la exigencia y la eficacia debemos situarnos en el agradecimiento y en el amor porque este dueño ha confiando todo en nuestras manos y desea que demos frutos buenos.

Quizás si tenemos esta conciencia podremos ser más solidarios, más caritativos, y cuando se nos presente Cristo en forma de un hermano cualquiera seamos menos duros con él y podremos amarle tal como nos ha amado el dueño de la vid, al poner en nuestras manos algo tan grande como la vida misma de nuestros semejantes.

Señor ayúdanos a reconocer la confianza que tienes con nuestras vidas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario