Hoy en la mañana un compañero
nos compartía una meditación y hablaba sobre la elección que Dios hace de los
débiles para manifestarse, tal como San Pablo lo dice en sus cartas; Dios
prefiere manifestarse en lo sencillo para que las maravillas o los prodigios
que se realicen sean atribuidos a él y no a los méritos personales. Esto tiene que ver con lo que Jesús nos dice
en el evangelio de hoy, él es un hombre que da testimonio de su relación con el
Padre, de la relación que tiene por ser su Hijo, por hacer su voluntad y por
amarle de una manera exclusiva, esto es lo que nos enseñan estos evangelios que
quizás no nos gustan porque son muchas discusiones de Jesús con los fariseos.
Ahora esto para algunas mentes
judías era imposible porque lo más grande era el templo, las leyes, la tierra;
es decir su fe estaba basada en algo muy material, tanto que se confundía con
un orgullo nacionalista y los planes de Dios quedaban eclipsados en esa
sobrevaloración de las estructuras. Por eso Jesús les invita hoy a ir más allá
a aquellos que creyeron en él, si os
mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres, esto es súper importante, lo que les
llevará al verdadero conocimiento de Dios es su palabra, la palabra de Jesús,
no las leyes y las estructuras; Jesús les está invitando a un nuevo tipo de
relación donde se recibe una orientación de él y donde se conoce la verdad ¿Cuál
es la verdad? LA VERDAD ES ÉL, es Jesús mismo, él lo dice. Entonces Él es quien
nos hará libres, les explica muy bien a los judíos que no es cuestión de
nombres o de descendencia, da igual que seas hijo de Abrahám o de Lot lo
importante es que te adhieras con el corazón a Dios, en que creas en él y que
le sigas.
Este fue el ejemplo de Abrahám
pudo creer en las promesas de Dios, en los cambios de planes que Él hacía, por
eso es grande; ahora Jesús presenta sus palabras, los nuevos planes de Dios y
ellos no le creen, tienen cerrado el corazón, él les dice: no dais cabida a mis palabras. Por eso estos hombres no son hijos
ni de Dios, ni de Abrahám pues no reconocen los signos y las palabras que Dios
les envía para que crean.
Creo que está bien claro para
nosotros, está claro que muchas veces basamos nuestras creencias más en las
tradiciones, en las costumbres sin sentido que en una verdadera escucha de
Dios, en nuestro corazón, en su palabra, en lo que nos habla a través de los
otros. Los judíos tenían un problema gordo: un
criterio muy fijo y eso no les permitía creer, hoy Jesús nos hace esta
invitación no te acomodes a una fe
vieja, no te acomodes a una creencia antigua, vive esta cuaresma como si
fuera la primera vez, vive esta semana santa que viene con el ánimo y la fe de
que tu vida puede ser distinta, de que en realidad puedes seguir siendo un
discípulo de Cristo.
En nuestra vida siempre estamos
aprendiendo a ser sus discípulos, a que él nos lleve más allá en nuestras
costumbres, en nuestros criterios, en nuestra fe y en nuestros sentimientos; dejemos
que él nos abra nuestro corazón para recibir sus palabras que nos reafirmen
como sus discípulos en esta semana santa.
¡Transfórmanos Señor!