Hoy he
hecho un compiladito de las lecturas de ayer y de hoy por el comienzo del blog,
espero poder escribir una pequeña reflexión cada día de la semana si no me da
la vida por lo menos dejaré el link para las lecturas
La
lectura de ayer era un poco extraña esa del templo que le sale agua y dan un
montón de direcciones y luego el agua que sale sana todo lo que toca (Ezequiel47, 1-9.12). Después Jesús en el evangelio (Juan 5, 1-3.5-16) sana a un
paralítico, que estaba esperando durante 38 años al borde de una piscina con agua
curativa, pero que nadie lo introducía en el momento justo cuando se agitaba el
agua (en este preciso momento el agua se volvía curativa). Me llama la atención
que el agua del templo y la de esta piscina es reemplazada por Jesús, por su presencia, por su fuerza, por su palabra. Pero
me impresiona también mucho que esta agua puede simbolizar el amor y la gracia
que Dios derrama sobre nosotros para sanar y curar nuestras vidas; de hecho es
muy fuerte que a este paralítico nadie le ayudaba durante 38 años todos los
días esperando y nadie se compadecía de él para cargarlo y tirarlo en la
piscina; El primer milagro que hace
Jesús es mirarlo e interesarse por él, preguntarle qué le pasa, luego sigue
la curación por una palabra que le dirige.
Me hace pensar cuántas personas en nuestros
ambientes esperan recibir una palabra que les cure, una palabra que les sane de
su parálisis, porque son incapaces de amar o de perdonar, quizás son personas
que esperan un milagro para encontrar su felicidad y el milagro es que Jesús se
quiere acercar a ellos y hablarles al corazón, el milagro es que en realidad le podemos escuchar; por esto es muy
importante nuestra oración y encuentro con Dios, es algo que se puede trasmitir
a los demás y ayudarles a caminar en su vida.
Cada
día Dios se interesa por nuestras vidas, como se interesó por el paralítico,
nos lo confirma la primera lectura (Isaías 49, 8-15) cuando dice: En el tiempo favorable te escuché; y en día
nefasto te asistiré… ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin
compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella lo olvide yo no te
olvido. Me encanta esta lectura porque se nota que Dios está dispuesto a
estar presente en los días buenos, a escucharnos nuestras peticiones y rollos
pero más aún en los días difíciles dice que nos asistirá, no sólo nos escuchará
sino que se acercará más a nuestra vida. Aunque pasemos momentos de mucha
dificultad, de mucha oscuridad estarás allí con nosotros Señor.
Jesús
nos confirma esto en el evangelio de hoy (Juan 5,17.19-30) cuando da su curriculum vitae a los judíos, dice que
él trabaja y su Padre también, que no hace nada por su cuenta, que viene a dar
la vida, a juzgar, etc., dice una serie de cosas que denotan algo muy
interesante: Jesús es un tío muy ocupado,
es un currante o chambeante como se dice en mi tierra. Él y el Padre trabajan
mucho por algo: por nosotros, esa es
la concresión de las lecturas de ayer y de hoy, en realidad el amor de Dios
llega a nosotros, en realidad Dios no nos abandona, al contrario buscas caminos
nuevos para acercarte, para que podamos comprender tu voluntad, para que
podamos vivir más cerca de ti, y es que tu
ocupación es el amor, el amor por cada uno de nosotros.
Por
todo esto digámosle: Señor danos un corazón abierto para poder darnos cuenta de
cómo estás trabajando en nuestra vida, de cómo tus palabras cada día nos sanan,
de cómo tu amor nos va fortaleciendo y danos la valentía para proponerte a los
demás.
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