Esta
mañana pedía al Señor que despertara mi corazón y mi mente par poder escuchar
su voz y sus Palabras, es que esta mañana tenía más sueño de lo normal, pero
poco a poco fui despertando. Es muy importante estar despierto interiormente para
poder recibir lo que Dios cada día nos quiere regalar, hoy Jesús nos trae el
testimonio del amor que ha experimentado del Padre, nos trae las Palabras que
ha escuchado de él, es lo que dice el evangelio de este día.
El que
viene de Dios trae ese testimonio de amor y de palabras, de vida y verdad; y
para qué lo trae, pues Él quiere introducirnos en la relación con Dios, con un
Dios bueno, amoroso, con un Dios que es misericordioso, con un Dios que le
importa nuestra vida y que quiere hablarnos. Nos cuenta cómo es Dios en
realidad, un testimonio sólo lo puede dar alguien que haya presenciado los
hechos en primera persona, Jesús es aquel que ha experimentado el Amor del
Padre en primera persona.
Aquel
que acepte este testimonio, dice Jesús, acepta a ese Dios bueno que es capaz de
tocar nuestra humanidad por enseñarnos a amar, por enseñarnos su verdadero
rostro; quien no acepte este testimonio no cree en la misericordia, ni en la
paz, ni en el perdón de Dios por lo tanto se condena así mismo, porque cree en
un Dios implacable, de leyes, de fatalidad, de castigo, un Dios al que ninguno
podemos responder. Por eso quieres despertar nuestra fe, apelas a nuestra
creencia Señor; nos invitas a creer, hoy otra vez, que estás vivo, que eres el
Hijo de Dios, que has vivido tu pasión y resurrección por mí.
Recuerdo
cuando comencé a creer más fuertemente en ti, me encontraba en la duda, no
sabía si creer en todo eso de la resurrección, de que tú eres Dios y hombre, me
costaba mucho pero veía que quienes creían en ti (de verdad) eran felices; yo aceptaba
la idea de un Dios creador pero la de Jesús hijo de Dios me superaba, sentía
angustia porque no podía seguir siendo católico de nombre y tener estas dudas, te
pedí poder creer, si existes dame una
respuesta te dije y en aquella cita de la Biblia la encontré: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios;
creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, si no, os lo
habría dicho; porque voy a prepararos un lugar (Juan 14, 1-2) Qué alegría
experimenté aquel día cuando sentí en mi corazón que con estas palabras me
respondías, pensé: ¡tú hablas y me
respondes por lo tanto existes!, conoces las dudas de mi corazón y aún así me
aceptas y me dices que tengo un lugar con Dios. Desde ese día Señor creo
más en ti, ese día despertaste mi fe, y creo más cada vez que me confirmas que
estás vivo, con tus palabras y con tus hechos, desde allí y conozco la alegría de
conocerte, de vivir contigo un poco de lo que nos quieres preparar en la casa
del Padre.
Ayúdanos
Señor a buscar tu presencia, a tener la confianza de abrirte nuestro corazón
como Nicodemo, que podamos aceptar tus Palabras y tu amor, aceptar tu vida. Que
como los discípulos de la primera lectura, ante todo, sigamos tu voluntad y nos
atrevamos a desafiar aquellas personas que nos quieren alejar de Dios.
Ayúdanos
a cuidar nuestro corazón y tu amistad con nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario