Las
lecturas de hoy continúan en el contexto de antes de la pasión, de la última
cena de Jesús; aún no ha llegado el Jueves Santo pero ya los evangelios nos van
introduciendo en el espíritu de lo que van a ser estos días santos. Para
prepararnos y que no lleguemos tan fríos.
Hoy
me encuentro pidiendo por mi familia, por las diferentes actividades que se
realizan en nuestra comunidad en estas fechas, también por las celebraciones
que se hacen en la Iglesia, que no sea una semana santa más sino que sean unos
días de encuentro, de contactar con
Jesús, como ya he compartido los días anteriores.
Me
impresiona el evangelio de hoy porque me he quedado mirando a un personaje:
Judas, el que entregó a Jesús, me llama la atención por qué lo hizo, me doy
cuenta que busca algo para sí mismo porque pregunta a los sumos sacerdotes: ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo
entrego? A Judas no le importa que
sea su amigo, le importa el beneficio que saque de esto, creo que en una
situación límite fue negociante, quiso salir airoso de un mal panorama y además
sacar beneficio de la situación. En resumen sólo le importó su bienestar. Esto
me hace pensar que todos tenemos un poco
de Judas, cuando peligramos sale de nuestro corazón lo que más nos importa: nosotros mismos, mi yo, mi vida. Por
esto mismo Pedro lo negó, se estaba protegiendo, por eso mismo los otros se
fueron, cada uno huyo por su vida.
Hoy
también he preguntado a Jesús que si para Judas había perdón, será que ¿aquel que te entregó puede ser perdonado?,
eso me inquietaba porque al leer los evangelios parece que Judas estaba
destinado a la condenación, destinado a entregar a Jesús y a irse al infierno y
pienso: ¿existirán algunas personas
destinados a hacer el mal, a condenarse? Esto parece que es así cuando voy
conociendo personas; pero creo que tus últimas palabras en la cruz me hacen
reflexionar sobre el asunto y llegar a una conclusión… Padre perdónales porque no saben lo que hacen, esto me ayuda mucho
porque tú Jesús llegas hasta el final no por demostrar tu fuerza de aguante, no
por demostrar la fuerza que tiene el mesías de aguantar golpes, sino que demuestras la fuerza que tiene el Amor para
poder Perdonar todo eso, el poder
del Perdón es el más fuerte que nos has mostrado, el poder de la
misericordia, de un Padre amoroso que abraza el cuello de su hijo cuando este
le ha perjudicado muchísimo, el poder de sanar los pecados de los hombres, de
devolver la dignidad a las mujeres de mala vida, de mostrar la compasión y el
perdón. Gracias porque a todos nos das la máxima enseñanza con tu pasión… Dios es amoroso y compasivo, perdona
siempre y perdona todo.
En
estos días de pasión me gustaría contactar con tu corazón misericordioso y
sentirme sostenido por ese amor cuando me descubra actuado como Judas, queriendo
sacar beneficios personales por encima de la desgracia del hermano, saltándome
los valores de la lealtad y de la amistad por mi egoísmo, burlándome del inocente
o desprestigiado para ser el centro de atención, despreciado al que no es de “mi
condición”, mirando con malos ojos al extranjero y al otro que la pasa mal,
condenando a la ligera los errores de mi prójimo.
Me encantaría Jesús que en esta
pascua me hicieras un trasplante de corazón, que me dieras un corazón compasivo
y misericordioso, que perdone y se ubique en los padecimientos de mis hermanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario