Hoy celebramos
la fiesta de San Marcos, el hombre que escribió el evangelio, al menos es lo
que se cree. El evangelio de hoy termina diciendo algo que me ha gustado mucho Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por
todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que
los acompañaban. Me gusta esto porque nos da a entender cómo el Señor sigue
estando en la misión que van haciendo los discípulos, la va confirmando no sólo
con milagros sino con el amor que hay entre ellos, con la alegría que viven
estos discípulos; y es que esto de la misión es un don de Dios, de hecho a mí
me gusta decir que la misión la hace el Señor a través el Espíritu Santo y
nosotros somos los que le ayudamos.
En la ayuda que prestamos al
Señor es muy necesario mantener esa fidelidad a su Palabra, a su voluntad como
lo decíamos ayer y es lo que nos aconseja la segunda lectura, una lectura
preciosa sobre la obediencia y confianza en Dios. Nos invita a confiar en la
experiencia de los otros, a ser humildes y dejarnos guiar por Dios, a confiarle
todas nuestras preocupaciones porque él cuida de nosotros. Esto es lo que
hicieron los primeros discípulos, lo que seguramente hizo el mismo San Marcos, dejándose
guiar por Pedro, su maestro, y colaborando con Dios con el talento que había
recibido: escribir.
La actitud de dejarse guiar es una
de las que podemos rescatar hoy de estas lecturas, dejarnos guiar por la Palabra
de Dios y por las personas que van por delante de nosotros, las que nos dan un
testimonio de fe en sus propias vidas; ahora se nos enseña a dudar de todo,
especialmente en estos campos de la fe pero qué valioso es aquel que se deja
guiar, es alguien que desarrolla sus capacidades humanas y espirituales más
allá de lo que imaginó; pienso que San Marco nunca pensó que tantos siglos después
se le recordaría y que sus escritos serían tan importante para nosotros, pero
estoy seguro que Dios sí lo sabía.
Otra actitud, Jesús, a la que nos
invitas hoy es a la misión, a poder compartir la fe con otros, compartir la
experiencia de encontrarnos contigo, de amarte, de experimentarte vivo en nuestras
vidas. A dejarnos guiar por el Espíritu Santo para hacer llegar a otros la experiencia
de tu resurrección; nos invitas a poner nuestros talentos en la misión que tú
nos acompañas, a poner la confianza en ti para enfrentar los retos de nuestras
vidas.
No imaginamos la importancia que
tenemos en esta colaboración que podemos dar al Señor, no imaginamos lo grande
que puede llegar a ser nuestro testimonio sencillo, el guardar la Palabra de
Dios en el corazón, creer en ella y querer ponerla en práctica.
Que podamos Señor poner nuestra confianza en tu Palabra
para ser testimonio y ejemplo de otros que naufragan en la desesperación, la
desconfianza y en el vacío, que los subamos a la barca donde tú estás, donde se
encuentra tu amor y tu presencia mi Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario