Lineas para la Oración

PASOS PARA ORAR

1. LUGAR. Primero busca un lugar adecuado en silencio
2. ESCUCHA. Pide ayuda al Espíritu Santo poder escuchar. Lee el texto detenidamente, pregúntate ¿Qué dice el texto?
3. ASIMILA. Pregúntate ¿Qué quiere decir Dios en su Palabra hoy? actualizar su palabra, confrontar lo que creemos con sus valores
4. ORACIÓN. ¿Qué me parece ese mensaje qué le diría yo a Dios? exprésale tus sentimientos, dar gracias.
5. CONTEMPLACIÓN Y PRÁCTICA. Serenidad ante lo que Dios te dice, nos ayuda a ver la realidad de una manera distinta,
¿Cómo practicarías este mensaje? y atrévete a compartirlo a otros.

martes, 24 de abril de 2012

YO SOY EL PAN DE LA VIDA



El día de hoy el evangelio vuelve a debatir de lo mismo, creer en Jesús o no creer. La gente que estaba allí le pide una señal; así como Dios, a través de Moisés, dio una señal a Israel en el desierto. Allí el Señor sostuvo a su pueblo en la carestía, les alimentó con Maná, les dio agua, les ayudó en las batallas, les guió por el desierto.

Jesús ahora da otras señales distintas pero parecidas y es que Jesús no es Moisés, es más que él, por eso veremos que la señal más grande es Él mismo, su muerte y su resurrección; el verdadero pan es su persona, su amor, porque ya Dios no quiere sólo sostener nuestra vida física quiere darnos también la vida espiritual, que podamos vivirla.

Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed. Esta palabra es la confirmación de lo que decíamos anteriormente solamente tú eres el alimento para mi vida interior, para el núcleo de mi persona, para mi vida espiritual. Nos hablas de nuestras insatisfacciones, de las cosas que vivimos sin sentido y nos dejan con hambre y sed, de muchas dificultades y tempestades interiores que vivimos solos; pero que si recurrimos a ti todas esas cosas cobran un nuevo sentido, todo en mi interior cobra un nuevo color, porque eres tú, es tu amor y tu presencia la que sacia nuestro corazón, la que colma nuestras ansias de ser felices.

No está asegurada la felicidad con el mucho pan, el mucho dinero, con la bonanza económica, las cosas aseguradas; tú quieres Señor que la garantía de nuestra vida seas tú, tu presencia, tu palabra que permanece para siempre, la que nos alimenta y nos fortalece para enfrentar las pruebas muy difíciles como hiciste con Esteban en la primera lectura. ÉL no tuvo miedo de padecer la muerte por defender su fe, vivió la muerte como un paso para disfrutar de la gloria de Dios que ya estaba viendo.

La muerte a causa de la fe quizás es una realidad que muchos de nosotros no tenemos que enfrentar, pero no olvidemos que muchos cristianos de otros lugares aún hoy son perseguidos. Estas personas viven confiando en que Dios se acordará de su causa sin claudicar de su fe y de su esperanza.

Nosotros podemos aprender de ellos porque si queremos defender nuestra fe y nuestra coherencia de vida también nos tocará enfrentar alguna muerte renunciando a cosas, quizás a la opinión que los demás tengan de mí, a la cantidad de dinero que gane, al puesto de trabajo que tanto necesito, a la posición social que pretendo conservar, quizás nos toque vivir alguna de estas cosas por defender mi conciencia, por defender la verdad o la justicia, en medio de una realidad tan voluble como la que nos ha tocado vivir. Por eso pidamos al Señor que nos fortalezca con su Palabra, que aumente nuestra fe para poder creer en él a pesar de las evidencias, que podamos defenderle en nuestra vida por encima de cualquier situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario