Hoy celebramos
la fiesta de San Felipe y Santiago, apóstoles de Jesús, ellos estaban cerca del
Señor, poco a poco fueron descubriendo o más bien dándose cuenta que ese hombre
que les llamó la atención, que tenía mucha sabiduría, una forma nueva de ver la
religión, era alguien que estaba más cerca de Dios de lo que ellos se
imaginaban. Era alguien que estaba tan cerca de Dios que les mostraba sus
mismos sentimientos por ellos, eso en este tiempo era muy difícil de creer y aún
más creer que Jesús era el Señor, era Dios, eso era casi imposible. Por eso Jesús
en el evangelio les insiste tanto para que crean en él: Creedme, yo estoy en el Padre, y el Padre en mí.
Por la
fe de estos hombres ha sido trasmitida nuestra fe, en parte ellos son los
responsables de que creamos en él y de que seamos cristianos. Gracias a su
testimonio, gracias a la confianza que tuvieron en Dios, en sus palabras, como
hablábamos ayer.
Hoy
nos enfrentamos a un nuevo reto, creer en la Iglesia, creer en estas
tradiciones, en la veracidad de la Palabra de Dios, hay mucha gente que le
cuesta creer que la fe en Jesús ha permanecido intacta por muchos siglos,
solemos pensar que la Iglesia ha manipulado cosas para tener nuestras
conciencias dominadas.
Cuando
pienso esto me ayuda reflexionar algo, aparte de cosas que voy aclarando con
los estudios de la Biblia y de historia, me doy cuenta que la fe no es algo
solamente racional. Es algo que va más allá de nuestra razón y de nuestras
lógicas, la doctrina que se nos propone que Jesús es Dios y hombre, que
resucitó y que está con nosotros es más difícil de concebir que me doy cuenta
que no es un montaje, hubiese sido más fácil montar cosas más lógicas.
Es
verdad que la Iglesia ha cometido muchos errores a nivel de política y
organización en la historia, todas las Iglesias los han cometido, sin embargo me
ayuda pensar que ese testimonio de la fe me llegó gracias a la Iglesia, no
supiera nada de Cristo si no fuera por la Iglesia, por la gente que la forma.
Ahora nosotros mismos somos parte de esta Iglesia, nosotros mismos formamos
parte de esta tradición de trasmitir a los otros la fe y la experiencia de
Dios.
La
realidad de que Jesús está vivo, de que él está junto a nosotros, que nos
acompaña y nos invita a vivir su Palabra como hizo con los primeros apóstoles,
no se puede creer sino hay testigos que lo vivan, que lo anuncien, que lo
crean. Los que hemos tenido una experiencia de encuentro con Dios, los que hemos
vivido confirmaciones de nuestra fe es necesario que lo propaguemos para que
otras personas puedan creer, para que otros también tengan la oportunidad de
conocer a este Dios que quiere valerse de los hombres para darse a conocer.
Gracias Señor porque hoy en esta fiestas nos
invitas a estar muy cerca de ti y a ser tus apóstoles, tus mensajeros que
llevemos la buena noticia de tu amor por todo el mundo.
¡Créelo, eres su apóstol!
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