Lineas para la Oración

PASOS PARA ORAR

1. LUGAR. Primero busca un lugar adecuado en silencio
2. ESCUCHA. Pide ayuda al Espíritu Santo poder escuchar. Lee el texto detenidamente, pregúntate ¿Qué dice el texto?
3. ASIMILA. Pregúntate ¿Qué quiere decir Dios en su Palabra hoy? actualizar su palabra, confrontar lo que creemos con sus valores
4. ORACIÓN. ¿Qué me parece ese mensaje qué le diría yo a Dios? exprésale tus sentimientos, dar gracias.
5. CONTEMPLACIÓN Y PRÁCTICA. Serenidad ante lo que Dios te dice, nos ayuda a ver la realidad de una manera distinta,
¿Cómo practicarías este mensaje? y atrévete a compartirlo a otros.

lunes, 28 de mayo de 2012

¡QUIERO QUE SEAMOS AMIGOS!



Este fin de semana la Iglesia celebró la fiesta del Espíritu Santo, el día de Pentecostés. Se celebra el nacimiento de la Iglesia, el anuncio de los primeros discípulos de Jesús; la fuerza y el amor de Dios estaba con los discípulos y ellos comenzaron a hacer y enseñar lo que Jesús les encargó; así que desde aquí empezó a formarse esta comunidad de fe.

El Espíritu Santo cumple los deseos de Jesús, los deseos que durante toda la semana pasada fuimos meditando, deseos de unidad, de continuidad, de permanencia, de amor. Es el Espíritu que lleva acabo esto en los discípulos, se une la fuerza y el amor de Dios con la disponibilidad de los primeros seguidores de Jesús.

Ahora comenzamos el tiempo normal, es decir sin ninguna fiesta grande en especial, ahora somos nosotros esos seguidores de Jesús, que en nuestra vida cotidiana, cumpliremos los deseos que Él tiene con nuestras vidas.  

El primer deseo que Jesús tiene es que le sigamos en lo cotidiano, que dejemos atrás aquello que nos aleja de su voz, lo que nos aleja de las insinuaciones del Espíritu en nuestro corazón. Tal como le dice al joven rico en la primera lectura: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme. Esto es muy fuerte de digerir, uno dice ¿cómo le pides eso Jesús?, pero en realidad le pide que deje aquello que más valora, lo que en su vida es un dios, un ídolo, el dinero.

Hoy Jesús nos pide lo mismo: no endioses a una cosa o a una persona, el único Dios soy yo, soy la única persona que soy Dios, soy la única que merece el centro de tu corazón, lo más íntimo de ti, lo más auténtico de tu vida.

Este tiempo es sobre todo para cultivar la amistad con el Espíritu Santo, con Jesús, para aprender a seguirle y a dejar las cosas que nos roban el corazón, solamente así tendremos una herencia en el cielo, la herencia de su amor, de la amistad con él, de una vida guiada por el Espíritu, de una vida que se siente sostenida en las dificultades.

Te pedimos Madre a ti que supiste ser amiga del Espíritu Santo, que supiste poner su voz por encima de otras cosas, enséñanos a escuchar su voz, enséñanos a ser valientes para hacer su voluntad y a no dejarnos llevar por nuestras comodidades, nuestros deseos egoístas, nuestras ganas de ser el centro del mundo.
Gracias Jesús, gracias Espíritu Santo por apostar tanto por nuestras vidas.

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