Hoy
celebramos el día de San José obrero, el día del trabajo o trabajador a nivel
civil. Hoy celebramos la sencillez y la cotidianidad de José el padre de Jesús,
que era una especie de albañil, un carpintero que hacía más cosas, quizás el
hombre curraba (chambeaba) bastante. Jesús
se ve que salió igual de trabajador pero con una sabiduría y unos prodigios que
no eran propios de un carpintero.
La
gente se sorprendía y se preguntaba ¿De dónde saca Jesús toda esa sabiduría y
esos milagros? Ellos conocían todas las referencias de él, el nombre de su
madre, el de su padre y el de sus hermanos, seguramente alguno le había visto
de pequeño jugando con uno de sus hijos, quizás alguno había sido compañero o
compañera de Jesús en la juventud.
Muchas
personas condicionan la fe en Dios porque les pase algo extraordinario porque
vean un signo inequívoco de su existencia y su actuación en nuestra vida, muchos
nos parecemos a los habitantes de Nazaret quereos tener certezas extraordinarias para creer en Dios y
la verdad es que Dios se muestra en lo cotidiano, porque respeta nuestra
libertad para que creamos en él.
Dios
está ordinariamente obrando en nuestras vidas cuando amanecemos cada día,
cuando podemos comer, cuando puedo caminar con normalidad, cuando vemos a
nuestros seres queridos. También se manifiesta cuando hago mi trabajo
correctamente, cuando sonrío a los demás, cuando trato amablemente a un
compañero de trabajo… Él quiere mostrarse a través de cada una de nuestras
vidas, en lo cotidiano que se hace con amor.
Seguramente
los nazarenos se fijaron más en quién les explicaba las escrituras en lugar de la
forma en que lo hacía, no se quedaron con la sabiduría que salía de Jesús sino cuestionándose
por qué la tenía, es bueno aprender a valorar la vida de otra forma, no quién
hace qué o a quién le queda mejor, es mejor estar pendiente del amor que pongo
en cada cosa que hago, en la dedicación que pongo al estar con alguien, al
hacer mi trabajo o mi estudio.
La
enseñanza más grande de la familia de Jesús, de José, María y los hermanos es
que fueron personas comunes y corrientes pero que supieron convivir con Dios, en
medio de lo que hacían en lo cotidiano, hoy recordamos especialmente a José un
hombre que no alardeó de tener un hijo como Jesús o una mujer como María
simplemente vivió con ellos, les amó profundamente, convivió con Dios en medio
de lo que hacía, le amó profundamente y su vida se hizo extraordinaria en medio
de la sencillez porque Dios le exaltó por medio de su hijo. Dios lo exaltó por
su humildad y esto es lo que choca a muchos.
Hoy
es una invitación a que todos vivamos dando gracias a Dios por la familia que
tenemos, por las cosas que él nos ha confiado y pidiendo que podamos confiar en
él, en sus cuidados en medio de las situaciones difíciles como el paro, la
crisis económica, la inseguridad social y política de muchos países. Reconocer que
ni José, ni María, ni Jesús vivieron cómodos pero sin embargo confiaron en Dios,
vivieron con él; sigamos nosotros su ejemplo y pidamos su ayuda para poder
hacerlo, para poder vivir en la humildad de los hijos de Dios.
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